lunes, 28 de junio de 2010

AL MIRARTE


Te miré de lejos
impenetrable figura aura
los ojos volcados hacia adentro
manecillas del alma.

Si no supiera cuanto de sueños
eres, pensaría que levitabas
y tus manos cristalinas,
calladas… conspiraban.

Tu cuerpo de leche:
dulce cántaro en días de sed,
agua materna que calma el enloquecimiento
prematuro y consuela la corriente
de lágrimas terrenales y secas.

Eres todos los rostros en uno;
el niño afligido por el sinsabor
que da la inconciencia,
el joven como dulce enero,
el anciano moribundo con los ojos del seré.

Eres
caderas castas,
ramas secas del frondoso árbol de la paciencia
que se despoja de lo que es dueño para darlo a la tierra
Tus senos floridos
como colinas al cielo,
amanecen despiertos
como soles de agua.

Y yo te miró de lejos…
Y miró las piernas del viento levantando
letras en tu boca
palabras de madera recién labrada
que se abren al tiempo
y vagabundean en el cielo herido
por una raja del sol de fuego.

Sandra Vidal.D. R. ©

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