lunes, 18 de octubre de 2010

POESÍA QUE ILUMINA


No cabe la menor duda que hay momentos en los que la luz más diáfana ilumina como relámpago la Mente de alguno, y entonces surge la poesía que nos alumbra.

Les comparto este gran poema de Enrique González Martínez.

Cuando Sepas Hallar Una Sonrisa


Cuando sepas hallar una sonrisa
en la gota sutil que se rezuma
de las porosas piedras, en la bruma,
en el sol, en el ave y en la brisa;
cuando nada a tus ojos quede inerte,
ni informe, ni incoloro, ni lejano,
y penetres la vida y el arcano
del silencio, las sombras y la muerte;
cuando tiendas la vista a los diversos
rumbos del cosmos, y tu esfuerzo propio
sea como potente microscopio
que va hallando invisibles universos,
entonces en las flamas de la hoguera
de un amor infinito y sobrehumano,
como el santo de Asís, dirás hermano
al árbol, al celaje y a la fiera.
Sentirás en la inmensa muchedumbre
de seres y de cosas tu ser mismo;
serás todo pavor con el abismo
y serás todo orgullo con la cumbre.
Sacudirá tu amor el polvo infecto
que macula el blancor de la azucena,
bendecirás las márgenes de arena
y adorarás el vuelo del insecto;
y besarás el garfio del espino
y el sedeño ropaje de las dalias…
y quitarás piadoso tus sandalias
por no herir a las piedras del camino.

jueves, 14 de octubre de 2010

Un día para decir aDIOS

Un día para decir adiós,
para soltar recuerdos anclados a tu Nombre
y abandonar el cielo extenso que se acuesta en el regazo de los montes
para llover sobre ellos sin descanso ni compasión

No bastan las palabras, ni las manos, ni los ojos, ni el olfato que se ha adiestrado en este mundo para marcharse tan aprisa.

Ni los lustros, ni los siglos bastarían…

Y habrá que irse tan natural como se aleja la voz del viento
como los días nos dicen que no son nuestros

La mayoría de mis sueños;
entrañas de mi alma
se han sentado en la orilla de esta Vida a silbar como si nada sucediera,
y se piensan sinceros,
y se laceran creyendo que marcharse es el fin

¡Han nacido ciegos y sordomudos !
Te pronuncian a diario y no conocen tu verbo
¿Como deshacerme de ellos,
y revestirme como el ciruelo de aquel huerto?
¿Como llamarte sin declamar tu Nombre?

¡Tantos pasos cortos en un camino lacerado!
Arráncame los “No“ de mi existencia,
corta la mano mía que me lastima,
que te niega cuando me siento tan independiente.


Sandra Vidal.D. R. ©