sábado, 22 de enero de 2011

PRIMER ENCUENTRO CON LA MUERTE


Como un amanecer deshabitado,
mi amante sobre el lecho.

Aquellas que fueron rosas
que incendiaron con su aliento mis besos,
hoy sólo un lánguido pensamiento que prolonga el duelo.

Tu sombra como una sábana mortuoria cubrió mi cuerpo.

Tu nombre persigue mi vejes,
Y en la febril morada del recuerdo,
muero y vuelvo a nacer en el desvelo .

Larga agonía unge mi cuerpo ,
más nada sería más cruel que haber extraviado tu nombre en el tiempo.
Sandra Vidal.D. R. ©

jueves, 20 de enero de 2011

Meditación II


Miro el cuerpo solo,
Lo que dura un grito, un sollozo
El fugaz brillo de los ojos …
como los besos que el amante juzga eternos

El terror de hallar vacio,
vence el esplendor del pensamiento,
y como el pez y la serpiente;
uno en agua , otro en tierra
se deslizan y se agitan en el mismo sitio,
sin poder jamás uno de ellos ir a donde va el otro;
así la mentira de las formas no nos deja ser más de lo que somos:
las pieles luminosas que “perduran”,
la brisa de la voz en los oídos.

Así esta boca que día a día descubre palabras, no es mía.
ni las manos que acaricias,
ni los risos cobrizos,
ni los oscuros ojos que pensaste tan míos…

Sólo apariencia que torna a ser fin:cenizas, residuos;
más los pasos que hemos dado ¿a dónde irán?


Sandra Vidal.D. R. ©

Meditación I


¿El recuerdo existe: el aroma, sus imágenes?

Aquel que yace en mi andar de improviso,
sin desear esculpirlo o detenerlo.

Aquel que se alza como un cúmulo de seres de vida intermitente
que en ocasiones encienden los serenos labios.

¿Qué es?, si es, el recuerdo en esta tierra fugitiva de agua y de sollozos que es la realidad.

Sandra Vidal.D. R. ©