La poesía tiene una peculiaridad que me fascina,nace en la locura de la soledad y en el grito de un silencio que se ha prolongado, pero el fruto de un estado tan íntimo, no podría tener valor si se mantiene en privado.
miércoles, 27 de julio de 2011
ÍNDICE Y PULGAR ( Short short story).
Al siguiente día ella intentó tocar el piano nuevamente. Él tomó el periódico que estaba sobre la mesa, quiso leer algo, pero el recuerdo de la pálida mano ensangrentada con los dedos mutilados no se apartaba ni un instante de su mente. Arrugó el papel periódico y lo tiró furiosamente al piso. Por cada nota malograda que escuchaba se hacía la mima promesa: tirar la tijera podadora. En el fondo le agradaba como tocaba el piano.
Sandra Vidal.D. R. ©
¿Qué es azul?
Azul es:
El amor
El mar
Los ríos
Los globos
El cielo
Los sueños
Los ángeles
La magia
La Vida
La amistad
La poesía
Las nubes
Los peces
Dios
El llanto
Los besos
Algunos silencios
La fe
El alma
La salud
Los novios
El viento
La noche
La inteligencia
El agua
Los niños
La distancia
Los recuerdos
Los deseos
Los muertos
Los secretos...
El amor
El mar
Los ríos
Los globos
El cielo
Los sueños
Los ángeles
La magia
La Vida
La amistad
La poesía
Las nubes
Los peces
Dios
El llanto
Los besos
Algunos silencios
La fe
El alma
La salud
Los novios
El viento
La noche
La inteligencia
El agua
Los niños
La distancia
Los recuerdos
Los deseos
Los muertos
Los secretos...
lunes, 25 de julio de 2011
CORAZÓN
Una pirámide es mi corazón;
astro en mi cuerpo
luz de día , luz de noche
¿Cuántas palabras me dice
cada vez que escucho?
Vigilante me sigue
y no le siento porque es de naturaleza sutil;
sutil como el espíritu.
Despierto está en mí;
el que nunca duerme,
suave lince rojo;
hincado ante ti quiero verme.
¿Cuántos himnos debo cantarte?
Sol de mi cuerpo
¿Cuántas albas , cuántos ocasos,
cuántos adeudos?
¿Qué cantos entonaré,
qué deberán decir?
¿Con qué voz lo haré sino es con la de adentro?
Sandra Vidal.D. R. ©
astro en mi cuerpo
luz de día , luz de noche
¿Cuántas palabras me dice
cada vez que escucho?
Vigilante me sigue
y no le siento porque es de naturaleza sutil;
sutil como el espíritu.
Despierto está en mí;
el que nunca duerme,
suave lince rojo;
hincado ante ti quiero verme.
¿Cuántos himnos debo cantarte?
Sol de mi cuerpo
¿Cuántas albas , cuántos ocasos,
cuántos adeudos?
¿Qué cantos entonaré,
qué deberán decir?
¿Con qué voz lo haré sino es con la de adentro?
Sandra Vidal.D. R. ©
miércoles, 6 de julio de 2011
ALAMEDA
Parece alegre la alameda
la gente se desase en pasos,
la explanada es un pandero
que suena como un mar bravo.
La alameda ha sido tu puerto,
naufrago de días de pantano.
Hallé tu rostro como un libro
tirado en el asfalto.
Tus mejillas como hojas amarillas
se despegaron de tus infantes años,
tu boca no tocó la mama láctea
por eso miras con ojos de dardos.
Tu piel soleada
tirada al tiempo
revela dolientes
pasos.
Mi niño mártir,
más niño que un niño
aún con el rostro redondo ya has envejecido.
Tus cabellos, negras serpientes erguidas
niño de todos, niño de nadie: niño mío.
sombra escueta que turistas retratan:
eres el paisaje de mi nación, pero te niegan la patria.
Sandra Vidal.D. R. ©
Algún día recibí el poema más bello. Tú primer y único poema que según me dijiste te sacó un “dolor de cabeza”, y yo te entrego estas palabras a ti que siempre has estado presente. Donde quiera que estés aparte de mi mente.
NIÑO DE ABRIL
Aún te sueño en días de lluvia
como hoy (hace apenas un rato).
Estabas ahí con un montón de rosas rojas
frente a la puerta de mi casa;
y entonces recordé el dulce sabor de las uvas en mis labios.
¡No he vuelto a probarlo!
Te miré jugando con el agua
con tu risa de niño travieso.
Recordé cuando nos encontramos;
las miradas nos unieron.
Tus ojos azules,
azules
que nunca fueron
pero así los recuerdo:
como laguna,
como un cielo abierto.
Siempre contigo...
antes y después de ese día negro;
negro de llantos, de ojos cerrados y rezos.
Niño de abril
en silencio
te llevaste las palabras
y dejaste para armar
las letras regadas en mi pecho.
Ahora comprendo porque querías que brillara
pero no resplandeciera;
el destello que deslumbra es la luz que ahora me ciega.
Me sorprendo buscándote en los rostros que caminan a mi lado.
Niño de abril,
de ojos bellos
cómo apagó el resplandor de ese añil eterno .
Sandra Vidal.D. R. ©
Aún te sueño en días de lluvia
como hoy (hace apenas un rato).
Estabas ahí con un montón de rosas rojas
frente a la puerta de mi casa;
y entonces recordé el dulce sabor de las uvas en mis labios.
¡No he vuelto a probarlo!
Te miré jugando con el agua
con tu risa de niño travieso.
Recordé cuando nos encontramos;
las miradas nos unieron.
Tus ojos azules,
azules
que nunca fueron
pero así los recuerdo:
como laguna,
como un cielo abierto.
Siempre contigo...
antes y después de ese día negro;
negro de llantos, de ojos cerrados y rezos.
Niño de abril
en silencio
te llevaste las palabras
y dejaste para armar
las letras regadas en mi pecho.
Ahora comprendo porque querías que brillara
pero no resplandeciera;
el destello que deslumbra es la luz que ahora me ciega.
Me sorprendo buscándote en los rostros que caminan a mi lado.
Niño de abril,
de ojos bellos
cómo apagó el resplandor de ese añil eterno .
Sandra Vidal.D. R. ©
martes, 5 de julio de 2011
SECUELAS
Te envuelve el llanto mío de tantos años…
tres lustros de agua de mar;
corrieron las lluvias del cántaro
sostenidas en un rudo brizar.
Aguaceros de tempestades te inundaron
como fértil tierra irrumpida por el mar
¡Qué gran diluvio el que ahora vives!
Tú que te fuiste
por temor de acompañar mis dolencias
que pudieron vaporar.
¿Quién diría que el llanto mío te traería secuelas…?
Que iría corriendo tras de ti
como ola furiosa que se traga la arena
¿Quién diría que la sal a mí entre luces me acogiera?
lejos del mar, lejos de ti y de lo que era.
Sandra Vidal.D. R. ©
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