Una pirámide es mi corazón;
astro en mi cuerpo
luz de día , luz de noche
¿Cuántas palabras me dice
cada vez que escucho?
Vigilante me sigue
y no le siento porque es de naturaleza sutil;
sutil como el espíritu.
Despierto está en mí;
el que nunca duerme,
suave lince rojo;
hincado ante ti quiero verme.
¿Cuántos himnos debo cantarte?
Sol de mi cuerpo
¿Cuántas albas , cuántos ocasos,
cuántos adeudos?
¿Qué cantos entonaré,
qué deberán decir?
¿Con qué voz lo haré sino es con la de adentro?
Sandra Vidal.D. R. ©
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