jueves, 22 de noviembre de 2012

VERDE OTOÑO


Te has desprendido suavemente,
como  hoja de otoño
que se pierde en el viento,

 Mientras una danza vivo dentro...

Sol y aire  en un laberinto inmenso 
de desnudos tallos, 
enamorándose en un esqueleto deshojado.
caricias de sol entre mis huesos,
besos en la terraza de mi tiempo

¡Qué verde me siento y es otoño!

No te he dejado ir ni te has ido 
no ha sido un acto de voluntad este suceso 
es sólo el ritmo natural del tiempo
como la oruga torna en mariposa
como una semilla en alimento

Este árbol no es motivo de leño,
Hoy las raíces de mi alma cimbran
En la yema  floral de mis deseos.

sábado, 2 de junio de 2012

IRREMEDIABLE


Palabras que desquician, insistentes palabras , dicen…
Porque es verdad que soy humano y puedo hacer mucho más que hablar, que escribir…
pero estoy invalidado para acariciar con las manos y abrazar con la mitad del cuerpo y besar  los rostros, las frentes y las cabezas de quienes amo; por eso la poesía, por eso hablo tanto .

Palabras como manos,
Palabras que nacen desde el  manantial interno del deseo,
ancladas a una realidad muda
que no se contenta con escuchar,
arrastrada por el río escandaloso que arrebata  todo y sólo deja el silencio.

Y de los ayeres,
de los escombros,
yo sólo rescato palabras,
ingenuas palabras a la intemperie  
se quedan en la espalda lavada de los seres.

Palabras ; rueda de la vida que se repite
voces que son adentro como afuera,
que nacen de la cruz y me rescatan.

Palabras que soy,
palabras he sido
¿Y preguntas qué más puedo darte?
Cuándo no sé cómo responderte sin usarlas.

Sandra Vidal.


jueves, 31 de mayo de 2012

A DESTIEMPO

Cada vez con más frecuencia, vive un día y no aspira a nada.
Contempla el árbol con marco de cielo:
Las ramas encendidas cual antorchas de guerreros,
el sol se desploma en las hojas del ciruelo;
y los días... que son tumba, que son pasos,
arrugas en la frente, cabellos blancos, cada vez menos dientes.
Los días que no ve,
que pierde en horas;
los días en sus moldes de infancia
que obligan a exhalar más de lo que respira,
esos días a tientas,
 temeroso de dejar la orilla;
lo van haciendo verde;
el viento, el agua
hoy lo enmohece,
y no puedo evitar sentirme triste,
¿Por qué ahora, cuándo lo había entendido...?

Sandra Vidal.
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jueves, 8 de marzo de 2012

La imagen más bella de una boda está en la poesía de Juan De Dios Pesa.

Las bodas

¡Dos sillones sirviéndoles de altares!
Los dos niños cogidos de la mano,
de blanco y coronada de azahares
se va a casar Margot con Juan su hermano.

Por infantil y extraña anomalía
que no sé si a los teólogos asombre,
en cura de almas se cambió María
y oficia el acto convertida en hombre.

Es graciosa la novia; su vestido,
entiéndase mejor, el nupcial traje,
es un chal de burato desteñido
cuyos rasgones suplen al encaje.

Las flores que le adornan en la frente,
más que corona semejando venda,
han crecido en los bordes de la fuente
que tiene el jardincillo de la hacienda.

El traje del galán no tiene pero,
es un frac de papel, por mí cortado;
usa en la ceremonia mi sombrero,
bastón de borla y pañolón bordado.

Ni curiosos ni amigos imprudentes
asisten á la boda de que os hablo,
no hay suegros, ni padrinos, ni parientes,
ni la epístola citan de san Pablo.

Con suma sencillez el cura dice:
«Tú serás el marido y tú la esposa.»
Los junta, los contempla, los bendice,
y concluye la fiesta religiosa.

Después, cediendo al poderoso lazo,
con el grave ademán de los señores,
la dama y el galán que le da el brazo
se alejan por los anchos corredores.

-Oigan, les grita el cura femenino,
que no vuelva a mirarlos enfadados
y ellos dicen siguiendo su camino,
¿Enfadarnos? jamás; ¡somos casados!

Espectador que al verlos se enajena
era yo aquella vez, y me entrometo
y pregunto á los héroes de esta escena
sin miedo a que me falten al respeto.

-Ya vi lo que habéis hecho, y necesito
que aquí sin engañarme ni engañarse,
me digan, tú, Margot, o tú, Juanito,
lo que habéis entendido por casarse.

Y en seguida el varón contesta ufano
sin temor á un regaño ni una riña:
-Casarse, ¿no lo ves? es dar la mano
cada vez que se quiere a alguna niña.

Nunca enfadarse ni reñir por nada,
sentarse juntos y jugar contentos,
ir á correr los dos por la calzada
y contarse en la noche muchos cuentos.

-¿Y es la primera vez que te has casado?
y me responde Juan con ironía:
-No, papá; van tres veces, y he pensado
en casarme esta tarde con María!

Al oír esta frase sentenciosa
de la boca infantil de aquel marido,
quedéme enfrente de la humana prosa
en hondas reflexiones sumergido.

El pecado, pensé, vive en lo impuro
de una alma enferma, desgarrada ó seca.
¿Por qué peca el polígamo maduro?
¿Por qué el niño polígamo no peca?

Juan de Dios Pesa.

lunes, 5 de marzo de 2012

Amor Felíz, del libro Amor feliz y otros poemas de la Premio Nobel de Literatura polaca Wislawa Szymborska. No es recomendable hablar frente a un poema magno, es conveniente leer y callar aunque por dentro el ruido de las palabras no pare nunca.

Amor feliz. ¿Es normal,
es serio, es positivo?
¿De qué le sirven al mundo dos seres
que no ven el mundo?

Enaltecidos mutuamente sin merecerlo,
dos cualesquiera entre un millón, mas convencidos
de que les sucedería. ¿En recompensa de qué? De nada.
La luz cae de ninguna parte.
¿Por qué da en ellos y no en otros?
¿Ofende a la justicia? Sí.
¿Infringe las normas establecidas con esmero,
despeña la moraleja desde la cumbre? Infringe y despeña.

Mirad a los felices:
¡Si al menos se escondieran un poco,
si fingieran agobio para reconfortar a los amigos!
Escuchad cómo ríen: es una afrenta.
En qué lengua hablan, al parecer comprensible.
Y esos ceremoniales, esos miramientos,
esas primorosas y mutuas atenciones,
¡diríase un complot a espaldas de la humanidad!

¿Qué ocurriría
si su ejemplo se imitara?
A qué recurrirían la religión y la poesía,
qué sería recordado y qué olvidado,
quién eligiría permanecer encerrado en el círculo.

Amor feliz. ¿Es necesario?
El tacto y el juicio obligan a silenciarlo
como si fuera un escándalo de las altas esferas de la Vida.

Los bebés espléndidos nacen
pero nunca lograrán poblar la tierra
ya que pocas veces sucede.

Que quienes no conocen el amor feliz
sigan afirmando que no existe un amor feliz en ningún sitio del mundo.

Con esa creencia les será más fácil vivir y también morir.
Wisława Szymborska

sábado, 3 de marzo de 2012

¿VOLAR O NO VOLAR?

Ese día me dije sabes lo que hay que hacer en definitiva: Abrirse al amor, dar una patada indagadora al panal de abejas del jardín que me obligue a echar distancia como Mariposa Monarca, volar para salvarme. Sí, en definitiva hay que hacerlo, pero antes habrá que solicitar amablemente, convencer y entrenar a mis pies amantes de la tierra de la experiencia “única” que es volar, para después irlos despegando poco a poco del suelo, a fin de que no sea tan doloroso para ellos. Lo sé, cualquiera diría ¿doloroso? Vaya singularidad de pies; si volar es la experiencia por mucho más sublime que un hombre/mujer puede experimentar ; sí, pero ya he dicho que mis pies aman la tierra y ¿qué hacer? Ese mismo día me pregunté si ya había volado antes, me quedé pensativa, ¡qué sorpresa! no sé si he volado antes, quizás he volado muy alto, mirado de cerca los astros, flotando en el viento como en un mar, o quizás sólo lo he soñado, fruto de tantas historias que te inclinan a soñar, probablemente volé por un tiempo y no me agradó, quizás me sentí prisionera del famoso viento y tras tocar la tierra me maravilló su estabilidad, tibieza y fertilidad, y así fui sin darme cuenta extendiendo esperanzas en ella, más cómo saberlo con certeza .

viernes, 2 de marzo de 2012

Siempre lo he pensado así, las principales características de este mundo son: la inevitable acción e inevitable continuidad. Wislawa Szymborska, una de mis poetas favoritas dice muy a su estilo lo que es tan evidente y a veces no vemos con claridad. Les comparto un poema del que me enamoré a primera vista.


Amor a primera vista

Ambos están convencidos
de que los ha unido un sentimiento repentino.
Es hermosa esa seguridad,
pero la inseguridad es más hermosa.

Imaginan que como antes no se conocían
no había sucedido nada entre ellos.
Pero ¿qué decir de las calles, las escaleras, los pasillos
en los que hace tiempo podrían haberse cruzado?

Me gustaría preguntarles
si no recuerdan
-quizá un encuentro frente a frente
alguna vez en una puerta giratoria,
o algún "lo siento"
o el sonido de "se ha equivocado" en el teléfono-,
pero conozco su respuesta.
No recuerdan.

Se sorprenderían
de saber que ya hace mucho tiempo
que la casualidad juega con ellos,

una casualidad no del todo preparada
para convertirse en su destino,

que los acercaba y alejaba,
que se interponía en su camino
y que conteniendo la risa
se apartaba a un lado.

Hubo signos, señales,
pero qué hacer si no eran comprensibles.
¿No habrá revoloteado
una hoja de un hombro a otro
hace tres años
o incluso el último martes?

Hubo algo perdido y encontrado.
Quién sabe si alguna pelota
en los matorrales de la infancia.

Hubo picaportes y timbres
en los que un tacto
se sobrepuso a otro tacto.
Maletas, una junto a otra, en una consigna.
Quizá una cierta noche el mismo sueño
desaparecido inmediatamente después de despertar.
Todo principio
no es mas que una continuación,
y el libro de los acontecimientos
se encuentra siempre abierto a la mitad.

Wislawa Szymborska.

jueves, 1 de marzo de 2012

Verte algún día

¿Cómo vuelvo a colgarme en el pecho esa idea de encontrarte?
De saberte debajo de este cielo,
mirando las mismas estrellas que yo miro
siendo calentado por el sol que me amanece.

¿En qué momento me hastíe y te dejé perdido?
En el final de una historia que no ha tenido comienzo.
Lloré por años una noche de luto…
En tiempos en los que los girasoles
danzaban entre mis cálidos muslos,
y la mirada ingenua te adoraba en cada rostro
aún en los indignos;
Y ahora te renuncia,
te entierra,
te seca

Del mismo modo que se ha secado la palabra,de sílabas perfectas,
que sostenía entre labio y labio;
que no pudo llegar a tus oídos ni pude tragármela.
Qué útil hubiera sido indigestarme un tiempo
y justificar mi desgana.

Cuánto debería reír,
sosegada por la sobriedad que da el desapego,
y en cambio me preocupa que este desamor eche raíces
y me impida verte algún día.