domingo, 22 de noviembre de 2009

MORIR AHORA


Para morir ahora,
así, sin más ni más
con el rostro fresco que ahora tengo,
y el polvo de mi piel,
y el agua de mi piel
viviendo de motivos;
tendría que olvidar que caminé con los pies descalzos
en el malecón húmedo de la Habana,
y el viento...
el sol cayendo sobre el morro.

Para morir ahora,
tendría que dejar atrás la libertad que causa
Fishing Boats on the Beach at Saints-Maries en mi memoria,
echar fuera las noches que mis padres rezaron por mi salud,
y fueron escuchados,
olvidar cómo conocí a Casanova, a Michelle y a Luvier,
y cuando le leí “Buen viaje” a mi abuelo antes de que partiera.

Tendría entonces que hacer inmemorable lo que no me da la gana olvidar.

Así, sólo al borrar todo aquello
podría partir, pero lo dudo,
porque mis sienes adueñadas de recuerdos
exhalarían la noche del viento,
el cuarto de cuatro en Pachuca,
los años de abstinencia y los años de sobriedad.
Las caminatas con las cobijas a cuestas
y los días sin comer por acompañar en la angustia a Raskolnikov.

Tendría que olvidarlo todo y no quiero olvidar.

Sandra Vidal. D. R. ©

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