Lloraba la tarde sin motivo, sin cura,
sin razón lloraba…
Almas de cristal bañaron los caminos,
y el viento roto, sin manos
despeinó el día.
Las limpias hojas se afilaron de paciencia,
y luego el silencio de larga lengua
golpeó la tierra.
Sandra Vidal.D. R. ©
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